LA PLANIFICACION DEL TURISMO RURAL DE BASE COMUNITARIA: UN ELEMENTO CLAVE PARA EL EXITO DE NUEVOS DESTINOS DE TURISMO SOSTENIBLE EN LAS COMUNIDADES ANDINAS
Roberto Prato Ochoa, Fundación Programa Andes Tropicales
Introducción
Este documento pretende detallar los conceptos y metodos utilizados por la Fundación Programa Andes Tropicales (PAT) para realizar el trabajo de identificación de sitios con alto potencial para el desarrollo de nuevos destinos de turismo de base comunitaria en 4 países andinos. Este trabajo se realizó en el contexto del proyecto “ Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes” el cual esta cofinanciado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y por la empresa REPSOL-YPF bajo la ejecución de la Fundación CODESPA.
1. Turismo rural de base comunitaria.
El turismo rural se entiende como un conjunto de actividades destinadas a poner en contacto a los visitantes con atractivos culturales y naturales ubicados en espacios fuera de los perímetros y zonas de influencia inmediata de los centros urbanos. Se calificará además de turismo rural de base comunitaria (TRC) en la medida en que los servicios turísticos sean activados y operados directamente por las comunidades y residentes de las zonas rurales y que, a su vez, sus beneficios se integren en la economía rural, diversificándola.
El TRC se orienta principalmente hacia la valoración, difusión y preservación de la cultura rural, campesina o indígena, como base principal del atractivo. Elementos del medio físico humanizado y natural enmarcan, complementan y refuerzan esta valoración de las culturas locales, sus espacios ancestrales y los recursos de los cuales depende su supervivencia. De esta manera, el TRC se presenta como alternativa con respecto a formas convencionales de turismo urbano o de zonas turísticas de playa o montaña de carácter masivo.
La búsqueda de experiencias de contacto con formas y maneras de vida y paisajes rurales, define al turista rural. Se trata de un individuo cuyo principal interés radica en conocer culturas y paisajes naturales diferentes a los suyos, capaz de adaptarse a modestas facilidades de alojamiento y transporte (que ve compensadas por la posibilidad de un enriquecedor contacto humano y con la naturaleza). Generalmente, un turista rural combina su visita a una región dada con itinerarios que alcanzan también atractivos convencionales urbanos.
2. Actividad turística rural, sitios.
El TRC, de forma análoga a cualquier operación turística, puede describirse como una estructura de producción capaz de lograr el contacto entre los visitantes y los atractivos turísticos. Esta estructura comprende los servicios de apoyo al desplazamiento y permanencia de visitantes, los atractivos culturales o naturales y los medios para que los visitantes hagan contacto con éstos.
Una estructura de producción turística rural comunitaria típica comprende un eje o nodo de conexión regional, capaz de vincularla con focos regionales de ingreso o desplazamiento de visitantes. Estos focos receptores de flujo de visitantes son ciudades con función de capital nacional, departamental o municipal, centro de infraestructura y servicios básicos de apoyo a las actividades en la región. A cierta distancia de una conexión regional se encuentra accesible una zona de servicios de apoyo a la presencia y desplazamiento de turistas, diseñada para lograr un contacto máximo con elementos de la cultura local. En estas zonas de servicios se ubican las facilidades de recepción, información, alojamiento, abastecimiento y desplazamiento a cargo de microempresarios turísticos locales, integrados en redes de turismo rural comunitario. Estos servicios, de modesto alcance, soportan las operaciones necesarias para que los visitantes tengan contacto, durante itinerarios de visita, con elementos del paisaje humanizado o natural, que son el objetivo de su viaje. Las zonas de servicios son, generalmente muy pequeñas aldeas, caseríos o casas aisladas. Desde éstas irradian caminos o senderos hacia elementos culturales y naturales del paisaje rural alcanzados por itinerarios o rutas de visita..
Un espacio rural donde opera, o es factible la operación, de una estructura como la descrita es un sitio turístico activo o potencial, según el caso, el cual adoptará distintas configuraciones, según las condiciones locales. Un sitio turístico puede abarcar, por ejemplo, una microcuenca hidrográfica, la totalidad o porciones de un valle intramontano, el territorio ancestral de los residentes de una aldea, o el espacio bajo acceso desde un tramo de un río. Los sitios turísticos pueden estructurarse para brindar la posibilidad de grandes itinerarios o rutas de visita. La determinación de la existencia de sitios activos y potenciales, y el establecimiento de la posibilidad de estructurar éstos en rutas, son objetivos esenciales para la planificación de la apertura de una región al TRC mediante una red regional. De allí el papel fundamental de estos objetivos en proyectos como Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes cofinanciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cuya fase de planeación estratégica ha sido realizada por la Fundación Programa Andes Tropicales.
3. Espacios con potencialidad para TRC, el modelo de localización del potencial.
En un espacio geográfico dado no todas las áreas rurales se presentan como favorables a la activación de sitios turísticos. El olvido de este simple principio ha condenado al fracaso a muchas iniciativas de TRC. Según lo expuesto arriba, un conjunto de condiciones derivadas de las características del medio físico, la distancia y conectividad hacia los nodos regionales de servicios y flujo de visitantes, además de la presencia de rasgos culturales y naturales considerados atractivos, se presentan como necesarias para la operación de una red de TRC con razonable posibilidad de éxito. Otras condiciones que atañen a las condiciones sociales, económicas, sanitarias deben, asimismo, considerarse. Esto es particularmente importante en las etapas iniciales de la apertura de una región al TRC, cuando las primeras iniciativas deben servir de base a la multiplicación de las experiencias exitosas de microempresarios.
La determinación de la ubicación de estos espacios favorecidos por sus condiciones naturales y ubicación supone un complejo ejercicio de análisis regional. Es posible construir un modelo geográfico cartográfico que muestre como mapas estos espacios. Asignando ponderaciones a variables como distancia a centros de servicios, vialidad, ubicación altitudinal, elementos sobresalientes del paisaje, etc., y agregándolas según una fórmula geoestadística, se obtiene un indicador de la idoneidad de un espacio dado para la activación de una red de TRC, o sea que se muestran los sitios turísticos potenciales de la región bajo análisis. Al aplicarse este modelo a un país, las zonas que adopten valores más altos del índice de potencialidad para turismo rural comunitario (IPTRC) representan el recurso bruto o lista larga nacional de sitios potenciales susceptibles de ser presentados en un mapa para su estudio y validación. Al aplicarse el modelo a escala continental en un agregado de países, la determinación de estos sitios puede apoyar el desarrollo de una estrategia regional de TRC, con itinerarios y atractivos complementarios que se refuercen entre sí, mejorando su competitividad. De allí que la generación de un modelo de IPTRC resultó esencial para cubrir los objetivos del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes con el rigor, el nivel de detalle cartográfico y los lapsos establecidos.
4. Las premisas y elementos considerados en el modelo de IPTRC.
Uno de los primeros aspectos abordados en el diseño del modelo consiste en establecer el carácter rural de los espacios que éste favorecería con valores altos. Esto se logra mediante el cartografiado de zonas concéntricas centradas en los núcleos urbanos, a distancias predeterminadas. El procedimiento permitió generar mapas con halos de ponderaciones progresivamente mayores según nos alejamos de las ciudades y cesa la influencia urbana directa. No obstante, zonas demasiado alejadas de estos núcleos comienzan a ser, a su vez, restrictivas. Generalmente se trata de regiones con muchas deficiencias de acceso y de servicios de apoyo. Zonas concéntricas semejantes se desarrollaron, con sus respectivas valoraciones, desde centros regionales de servicios de apoyo: desde las capitales departamentales, desde las cabeceras municipales, desde ciudades con ingreso de visitantes extranjeros registrados y desde los puntos donde se ubican los aeropuertos internacionales, lugar de ingreso de visitantes.
Espacios demasiado alejados de los ejes viales de conexión regional se presentan también como restrictivos. El cartografiado de zonas de influencia paralelas a la red vial nacional principal, con la valoración descendente según aumenta la distancia, permitió descartar zonas que se estiman poco pobladas o de difícil acceso, con notables deficiencias en servicios de apoyo. El análisis en conjunto del carácter rural, la distancia hacia centros regionales de servicios y la distancia a la vialidad descartó algunas zonas urbanas o periurbanas que acumulan el atractivo y visitas para el turismo convencional en los países estudiados. También descarta regiones remotas bajo uso turístico actual, en general bajo modalidades distintas al turismo rural comunitario. Este rasgo del modelo se consideró como indicador de que efectivamente señalaba zonas rurales alternativas al uso turístico convencional.
Espacios restrictivos para la ocupación humana, por razones climáticas, de accesibilidad o amenazas naturales, se interpretan como igualmente restrictivos para la presencia y desplazamiento de visitantes y se descartan por definición como sitios potenciales. Esto, a pesar de la existencia de medios técnicos capaces de lograr la permanencia prolongada de personas en esas condiciones. Sólo un exiguo segmento del mercado turístico muy especializado demanda al acceso a ellas. En un modelo de determinación de sitios potenciales o IPTRC, estos espacios obtienen valores bajos de ponderación, quedando geoestadísticamente descartados. En el modelo desarrollado para el proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes estos espacios coinciden con las zonas andinas más altas, los espacios topográficamente más difíciles de alcanzar y las zonas de latitud más elevada, con marcada estacionalidad y rigurosos inviernos.
Un análisis altitudinal semejante puede revelar el rango donde elementos culturales, reconocidos como típicamente andinos, alcanzan su óptimo. Se trata de un ejercicio particularmente difícil, dada la riqueza y diversidad cultural en la región bajo estudio. De forma muy aproximada se estimó que entre 2.500 y 3.000 m de altitud se alcanza el óptimo cultural andino, con un amplio margen de variabilidad nacional y regional. Los análisis que involucraron el relieve fueron posibles gracias a datos de SRTM compilados en un gran modelo del terreno de alta resolución y escala continental.
Así la presencia de poblamiento rural es esencial para el TRC. Zonas restrictivas a la presencia humana permanente también lo son para el TRC. Espacios naturales prístinos en zonas desplobladas carecen del elemento esencial para activar una estructura de producción de TRC como es la presencia de población rural. Sin embargo, espacios como los descritos pueden estar bajo el alcance de itinerarios de visita, al ubicarse a distancias razonables, tener un significado cultural especial o ser de carácter sobresaliente a nivel global. La activación de una red de TRC puede diseñarse de manera que progresivamente se aprovechen los recursos en atractivos naturales de una región, enmarcados en planes de manejo o acuerdos destinados a preservarlos. Un ponderador como rasgo geográfico sobresaliente se ha aplicado a elementos como el lago Titicaca, salares y cordilleras, que se reconocen como de características escénicas, culturales o silvestres notables a nivel global. Este hecho favorece a espacios bajo la influencia de estos rasgos en el modelo de IPTRC.
La preservación de recursos y espacios naturales y humanizados de interés social y ecológico representa el fin último de la activación de redes de TRC, en el sentido que le otorga a sus acciones el PAT. También la inclusión de un espacio en una ecorregión dotada de elementos naturales particularmente atractivos para los visitantes, supone un elemento que favorece a una red de TRC. El modelo de localización desarrollado para los Andes, cartografía y valora las ecorregiones con recursos de biodiversidad sobresaliente o vulnerabilidad documentada, como los excepcionalmente ricos bosques nublados andinos o yungas.
Areas declaradas bajo protección gubernamental, como parques nacionales y otras categorías de manejo especial, se consideran como dotadas de elementos naturales sobresalientes, eventualmente atractivos, o de particular interés para el desarrollo local. De allí que zonas incluidas en ellas, o en su área de influencia inmediata, cartografiada como zonas concéntricas, se vean favorecidas en el modelo de IPTRC, en el entendido que el desarrollo de redes de TRC se beneficia de su presencia, valorará los elementos protegidos y tenderá a su preservación. La presencia de elementos como restos arqueológicos y lugares de significado espiritual favorece al área de influencia de éstos con altas ponderaciones, por razones análogas a las de las zonas protegidas. En la región andina esto supone considerar lugares correspondientes a decenas de culturas prehispánicas, algunos bajo intenso uso turístico actual. Supone considerar, a la vez, sitios con significado espiritual para el conjunto de nacionalidades indígenas en la región. A la escala de análisis del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes, sólo los principales sitios y yacimientos arqueológicos se consideraron para análisis.
Los elementos descritos, fueron cartografiados digitalmente como bases de datos con sus atributos relativos a la activación de redes de TRC asociados. Dada la extensión del área de estudio, un espacio de escala continental de 5 millones de kilómetros. cuadrados, el cartografiado y análisis resultó una tarea extremadamente exigente. Algunos de estos mapas digitales, como los análisis de topografía y distancia a la vialidad, son entidades informáticas muy complejas. Los mapas fueron superpuestos por un avanzado software de análisis geográfico, lo que dio como resultado un complejísimo mosaico fragmentado programado para agregar las ponderaciones según una operación geoestadística que discriminó los valores por debajo de cero y señaló para su cartografiado en un mapa síntesis los valores más altos. Sin esta discriminación, los centenares de miles de unidades o elementos cartográficos resultantes serían muy difíciles de interpretar.
La preservación de recursos y espacios naturales y humanizados de interés social y ecológico representa el fin último de la activación de redes de TRC, en el sentido que le otorga a sus acciones el PAT. También la inclusión de un espacio en una ecorregión dotada de elementos naturales particularmente atractivos para los visitantes, supone un elemento que favorece a una red de TRC. El modelo de localización desarrollado para los Andes, cartografía y valora las ecorregiones con recursos de biodiversidad sobresaliente o vulnerabilidad documentada, como los excepcionalmente ricos bosques nublados andinos o yungas.
Areas declaradas bajo protección gubernamental, como parques nacionales y otras categorías de manejo especial, se consideran como dotadas de elementos naturales sobresalientes, eventualmente atractivos, o de particular interés para el desarrollo local. De allí que zonas incluidas en ellas, o en su área de influencia inmediata, cartografiada como zonas concéntricas, se vean favorecidas en el modelo de IPTRC, en el entendido que el desarrollo de redes de TRC se beneficia de su presencia, valorará los elementos protegidos y tenderá a su preservación. La presencia de elementos como restos arqueológicos y lugares de significado espiritual favorece al área de influencia de éstos con altas ponderaciones, por razones análogas a las de las zonas protegidas. En la región andina esto supone considerar lugares correspondientes a decenas de culturas prehispánicas, algunos bajo intenso uso turístico actual. Supone considerar, a la vez, sitios con significado espiritual para el conjunto de nacionalidades indígenas en la región. A la escala de análisis del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes, sólo los principales sitios y yacimientos arqueológicos se consideraron para análisis.
Los elementos descritos, fueron cartografiados digitalmente como bases de datos con sus atributos relativos a la activación de redes de TRC asociados. Dada la extensión del área de estudio, un espacio de escala continental de 5 millones de kilómetros. cuadrados, el cartografiado y análisis resultó una tarea extremadamente exigente. Algunos de estos mapas digitales, como los análisis de topografía y distancia a la vialidad, son entidades informáticas muy complejas. Los mapas fueron superpuestos por un avanzado software de análisis geográfico, lo que dio como resultado un complejísimo mosaico fragmentado programado para agregar las ponderaciones según una operación geoestadística que discriminó los valores por debajo de cero y señaló para su cartografiado en un mapa síntesis los valores más altos. Sin esta discriminación, los centenares de miles de unidades o elementos cartográficos resultantes serían muy difíciles de interpretar.
www.infogeo.net
Fuente: http://www.iadb.org/mif/sendas/2/planificacion.html
Roberto Prato Ochoa, Fundación Programa Andes Tropicales
Introducción
Este documento pretende detallar los conceptos y metodos utilizados por la Fundación Programa Andes Tropicales (PAT) para realizar el trabajo de identificación de sitios con alto potencial para el desarrollo de nuevos destinos de turismo de base comunitaria en 4 países andinos. Este trabajo se realizó en el contexto del proyecto “ Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes” el cual esta cofinanciado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y por la empresa REPSOL-YPF bajo la ejecución de la Fundación CODESPA.
1. Turismo rural de base comunitaria.
El turismo rural se entiende como un conjunto de actividades destinadas a poner en contacto a los visitantes con atractivos culturales y naturales ubicados en espacios fuera de los perímetros y zonas de influencia inmediata de los centros urbanos. Se calificará además de turismo rural de base comunitaria (TRC) en la medida en que los servicios turísticos sean activados y operados directamente por las comunidades y residentes de las zonas rurales y que, a su vez, sus beneficios se integren en la economía rural, diversificándola.
El TRC se orienta principalmente hacia la valoración, difusión y preservación de la cultura rural, campesina o indígena, como base principal del atractivo. Elementos del medio físico humanizado y natural enmarcan, complementan y refuerzan esta valoración de las culturas locales, sus espacios ancestrales y los recursos de los cuales depende su supervivencia. De esta manera, el TRC se presenta como alternativa con respecto a formas convencionales de turismo urbano o de zonas turísticas de playa o montaña de carácter masivo.
La búsqueda de experiencias de contacto con formas y maneras de vida y paisajes rurales, define al turista rural. Se trata de un individuo cuyo principal interés radica en conocer culturas y paisajes naturales diferentes a los suyos, capaz de adaptarse a modestas facilidades de alojamiento y transporte (que ve compensadas por la posibilidad de un enriquecedor contacto humano y con la naturaleza). Generalmente, un turista rural combina su visita a una región dada con itinerarios que alcanzan también atractivos convencionales urbanos.
2. Actividad turística rural, sitios.
El TRC, de forma análoga a cualquier operación turística, puede describirse como una estructura de producción capaz de lograr el contacto entre los visitantes y los atractivos turísticos. Esta estructura comprende los servicios de apoyo al desplazamiento y permanencia de visitantes, los atractivos culturales o naturales y los medios para que los visitantes hagan contacto con éstos.
Una estructura de producción turística rural comunitaria típica comprende un eje o nodo de conexión regional, capaz de vincularla con focos regionales de ingreso o desplazamiento de visitantes. Estos focos receptores de flujo de visitantes son ciudades con función de capital nacional, departamental o municipal, centro de infraestructura y servicios básicos de apoyo a las actividades en la región. A cierta distancia de una conexión regional se encuentra accesible una zona de servicios de apoyo a la presencia y desplazamiento de turistas, diseñada para lograr un contacto máximo con elementos de la cultura local. En estas zonas de servicios se ubican las facilidades de recepción, información, alojamiento, abastecimiento y desplazamiento a cargo de microempresarios turísticos locales, integrados en redes de turismo rural comunitario. Estos servicios, de modesto alcance, soportan las operaciones necesarias para que los visitantes tengan contacto, durante itinerarios de visita, con elementos del paisaje humanizado o natural, que son el objetivo de su viaje. Las zonas de servicios son, generalmente muy pequeñas aldeas, caseríos o casas aisladas. Desde éstas irradian caminos o senderos hacia elementos culturales y naturales del paisaje rural alcanzados por itinerarios o rutas de visita..
Un espacio rural donde opera, o es factible la operación, de una estructura como la descrita es un sitio turístico activo o potencial, según el caso, el cual adoptará distintas configuraciones, según las condiciones locales. Un sitio turístico puede abarcar, por ejemplo, una microcuenca hidrográfica, la totalidad o porciones de un valle intramontano, el territorio ancestral de los residentes de una aldea, o el espacio bajo acceso desde un tramo de un río. Los sitios turísticos pueden estructurarse para brindar la posibilidad de grandes itinerarios o rutas de visita. La determinación de la existencia de sitios activos y potenciales, y el establecimiento de la posibilidad de estructurar éstos en rutas, son objetivos esenciales para la planificación de la apertura de una región al TRC mediante una red regional. De allí el papel fundamental de estos objetivos en proyectos como Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes cofinanciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cuya fase de planeación estratégica ha sido realizada por la Fundación Programa Andes Tropicales.
3. Espacios con potencialidad para TRC, el modelo de localización del potencial.
En un espacio geográfico dado no todas las áreas rurales se presentan como favorables a la activación de sitios turísticos. El olvido de este simple principio ha condenado al fracaso a muchas iniciativas de TRC. Según lo expuesto arriba, un conjunto de condiciones derivadas de las características del medio físico, la distancia y conectividad hacia los nodos regionales de servicios y flujo de visitantes, además de la presencia de rasgos culturales y naturales considerados atractivos, se presentan como necesarias para la operación de una red de TRC con razonable posibilidad de éxito. Otras condiciones que atañen a las condiciones sociales, económicas, sanitarias deben, asimismo, considerarse. Esto es particularmente importante en las etapas iniciales de la apertura de una región al TRC, cuando las primeras iniciativas deben servir de base a la multiplicación de las experiencias exitosas de microempresarios.
La determinación de la ubicación de estos espacios favorecidos por sus condiciones naturales y ubicación supone un complejo ejercicio de análisis regional. Es posible construir un modelo geográfico cartográfico que muestre como mapas estos espacios. Asignando ponderaciones a variables como distancia a centros de servicios, vialidad, ubicación altitudinal, elementos sobresalientes del paisaje, etc., y agregándolas según una fórmula geoestadística, se obtiene un indicador de la idoneidad de un espacio dado para la activación de una red de TRC, o sea que se muestran los sitios turísticos potenciales de la región bajo análisis. Al aplicarse este modelo a un país, las zonas que adopten valores más altos del índice de potencialidad para turismo rural comunitario (IPTRC) representan el recurso bruto o lista larga nacional de sitios potenciales susceptibles de ser presentados en un mapa para su estudio y validación. Al aplicarse el modelo a escala continental en un agregado de países, la determinación de estos sitios puede apoyar el desarrollo de una estrategia regional de TRC, con itinerarios y atractivos complementarios que se refuercen entre sí, mejorando su competitividad. De allí que la generación de un modelo de IPTRC resultó esencial para cubrir los objetivos del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes con el rigor, el nivel de detalle cartográfico y los lapsos establecidos.
4. Las premisas y elementos considerados en el modelo de IPTRC.
Uno de los primeros aspectos abordados en el diseño del modelo consiste en establecer el carácter rural de los espacios que éste favorecería con valores altos. Esto se logra mediante el cartografiado de zonas concéntricas centradas en los núcleos urbanos, a distancias predeterminadas. El procedimiento permitió generar mapas con halos de ponderaciones progresivamente mayores según nos alejamos de las ciudades y cesa la influencia urbana directa. No obstante, zonas demasiado alejadas de estos núcleos comienzan a ser, a su vez, restrictivas. Generalmente se trata de regiones con muchas deficiencias de acceso y de servicios de apoyo. Zonas concéntricas semejantes se desarrollaron, con sus respectivas valoraciones, desde centros regionales de servicios de apoyo: desde las capitales departamentales, desde las cabeceras municipales, desde ciudades con ingreso de visitantes extranjeros registrados y desde los puntos donde se ubican los aeropuertos internacionales, lugar de ingreso de visitantes.
Espacios demasiado alejados de los ejes viales de conexión regional se presentan también como restrictivos. El cartografiado de zonas de influencia paralelas a la red vial nacional principal, con la valoración descendente según aumenta la distancia, permitió descartar zonas que se estiman poco pobladas o de difícil acceso, con notables deficiencias en servicios de apoyo. El análisis en conjunto del carácter rural, la distancia hacia centros regionales de servicios y la distancia a la vialidad descartó algunas zonas urbanas o periurbanas que acumulan el atractivo y visitas para el turismo convencional en los países estudiados. También descarta regiones remotas bajo uso turístico actual, en general bajo modalidades distintas al turismo rural comunitario. Este rasgo del modelo se consideró como indicador de que efectivamente señalaba zonas rurales alternativas al uso turístico convencional.
Espacios restrictivos para la ocupación humana, por razones climáticas, de accesibilidad o amenazas naturales, se interpretan como igualmente restrictivos para la presencia y desplazamiento de visitantes y se descartan por definición como sitios potenciales. Esto, a pesar de la existencia de medios técnicos capaces de lograr la permanencia prolongada de personas en esas condiciones. Sólo un exiguo segmento del mercado turístico muy especializado demanda al acceso a ellas. En un modelo de determinación de sitios potenciales o IPTRC, estos espacios obtienen valores bajos de ponderación, quedando geoestadísticamente descartados. En el modelo desarrollado para el proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes estos espacios coinciden con las zonas andinas más altas, los espacios topográficamente más difíciles de alcanzar y las zonas de latitud más elevada, con marcada estacionalidad y rigurosos inviernos.
Un análisis altitudinal semejante puede revelar el rango donde elementos culturales, reconocidos como típicamente andinos, alcanzan su óptimo. Se trata de un ejercicio particularmente difícil, dada la riqueza y diversidad cultural en la región bajo estudio. De forma muy aproximada se estimó que entre 2.500 y 3.000 m de altitud se alcanza el óptimo cultural andino, con un amplio margen de variabilidad nacional y regional. Los análisis que involucraron el relieve fueron posibles gracias a datos de SRTM compilados en un gran modelo del terreno de alta resolución y escala continental.
Así la presencia de poblamiento rural es esencial para el TRC. Zonas restrictivas a la presencia humana permanente también lo son para el TRC. Espacios naturales prístinos en zonas desplobladas carecen del elemento esencial para activar una estructura de producción de TRC como es la presencia de población rural. Sin embargo, espacios como los descritos pueden estar bajo el alcance de itinerarios de visita, al ubicarse a distancias razonables, tener un significado cultural especial o ser de carácter sobresaliente a nivel global. La activación de una red de TRC puede diseñarse de manera que progresivamente se aprovechen los recursos en atractivos naturales de una región, enmarcados en planes de manejo o acuerdos destinados a preservarlos. Un ponderador como rasgo geográfico sobresaliente se ha aplicado a elementos como el lago Titicaca, salares y cordilleras, que se reconocen como de características escénicas, culturales o silvestres notables a nivel global. Este hecho favorece a espacios bajo la influencia de estos rasgos en el modelo de IPTRC.
La preservación de recursos y espacios naturales y humanizados de interés social y ecológico representa el fin último de la activación de redes de TRC, en el sentido que le otorga a sus acciones el PAT. También la inclusión de un espacio en una ecorregión dotada de elementos naturales particularmente atractivos para los visitantes, supone un elemento que favorece a una red de TRC. El modelo de localización desarrollado para los Andes, cartografía y valora las ecorregiones con recursos de biodiversidad sobresaliente o vulnerabilidad documentada, como los excepcionalmente ricos bosques nublados andinos o yungas.
Areas declaradas bajo protección gubernamental, como parques nacionales y otras categorías de manejo especial, se consideran como dotadas de elementos naturales sobresalientes, eventualmente atractivos, o de particular interés para el desarrollo local. De allí que zonas incluidas en ellas, o en su área de influencia inmediata, cartografiada como zonas concéntricas, se vean favorecidas en el modelo de IPTRC, en el entendido que el desarrollo de redes de TRC se beneficia de su presencia, valorará los elementos protegidos y tenderá a su preservación. La presencia de elementos como restos arqueológicos y lugares de significado espiritual favorece al área de influencia de éstos con altas ponderaciones, por razones análogas a las de las zonas protegidas. En la región andina esto supone considerar lugares correspondientes a decenas de culturas prehispánicas, algunos bajo intenso uso turístico actual. Supone considerar, a la vez, sitios con significado espiritual para el conjunto de nacionalidades indígenas en la región. A la escala de análisis del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes, sólo los principales sitios y yacimientos arqueológicos se consideraron para análisis.
Los elementos descritos, fueron cartografiados digitalmente como bases de datos con sus atributos relativos a la activación de redes de TRC asociados. Dada la extensión del área de estudio, un espacio de escala continental de 5 millones de kilómetros. cuadrados, el cartografiado y análisis resultó una tarea extremadamente exigente. Algunos de estos mapas digitales, como los análisis de topografía y distancia a la vialidad, son entidades informáticas muy complejas. Los mapas fueron superpuestos por un avanzado software de análisis geográfico, lo que dio como resultado un complejísimo mosaico fragmentado programado para agregar las ponderaciones según una operación geoestadística que discriminó los valores por debajo de cero y señaló para su cartografiado en un mapa síntesis los valores más altos. Sin esta discriminación, los centenares de miles de unidades o elementos cartográficos resultantes serían muy difíciles de interpretar.
La preservación de recursos y espacios naturales y humanizados de interés social y ecológico representa el fin último de la activación de redes de TRC, en el sentido que le otorga a sus acciones el PAT. También la inclusión de un espacio en una ecorregión dotada de elementos naturales particularmente atractivos para los visitantes, supone un elemento que favorece a una red de TRC. El modelo de localización desarrollado para los Andes, cartografía y valora las ecorregiones con recursos de biodiversidad sobresaliente o vulnerabilidad documentada, como los excepcionalmente ricos bosques nublados andinos o yungas.
Areas declaradas bajo protección gubernamental, como parques nacionales y otras categorías de manejo especial, se consideran como dotadas de elementos naturales sobresalientes, eventualmente atractivos, o de particular interés para el desarrollo local. De allí que zonas incluidas en ellas, o en su área de influencia inmediata, cartografiada como zonas concéntricas, se vean favorecidas en el modelo de IPTRC, en el entendido que el desarrollo de redes de TRC se beneficia de su presencia, valorará los elementos protegidos y tenderá a su preservación. La presencia de elementos como restos arqueológicos y lugares de significado espiritual favorece al área de influencia de éstos con altas ponderaciones, por razones análogas a las de las zonas protegidas. En la región andina esto supone considerar lugares correspondientes a decenas de culturas prehispánicas, algunos bajo intenso uso turístico actual. Supone considerar, a la vez, sitios con significado espiritual para el conjunto de nacionalidades indígenas en la región. A la escala de análisis del proyecto Desarrollo Competitivo del Turismo Rural en los Andes, sólo los principales sitios y yacimientos arqueológicos se consideraron para análisis.
Los elementos descritos, fueron cartografiados digitalmente como bases de datos con sus atributos relativos a la activación de redes de TRC asociados. Dada la extensión del área de estudio, un espacio de escala continental de 5 millones de kilómetros. cuadrados, el cartografiado y análisis resultó una tarea extremadamente exigente. Algunos de estos mapas digitales, como los análisis de topografía y distancia a la vialidad, son entidades informáticas muy complejas. Los mapas fueron superpuestos por un avanzado software de análisis geográfico, lo que dio como resultado un complejísimo mosaico fragmentado programado para agregar las ponderaciones según una operación geoestadística que discriminó los valores por debajo de cero y señaló para su cartografiado en un mapa síntesis los valores más altos. Sin esta discriminación, los centenares de miles de unidades o elementos cartográficos resultantes serían muy difíciles de interpretar.
www.infogeo.net
Fuente: http://www.iadb.org/mif/sendas/2/planificacion.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario