I
Marco Teórico
Juliaca por su condición de ser una ciudad comercial donde convergen muchas personas de diversas culturas: quechua, aymara y los otros que no se consideran parte de estos dos grupos, ellos tan poco escapan del “debate” y la pugna en la búsqueda por la primacía o hegemonía del control de este espacio. De modo este trabajo se circunscribe al aspecto de afirmación de identidad para poder obtener el control de este espacio que es nada menos la ciudad.
Con este trabajo lo que se intenta es dar una lectura de la constante “lucha” simbólica en torno al acceso de poder.
Por otro lado es bueno referir que este material al que recurrimos es parte de un trabajo realizado en el año de 2005, fecha en el cual se recogió de los servicios higiénicos públicos de la ciudad de Juliaca.
Estas expresiones simbólicas de “lucha” por la hegemonía de control cultural y económico, están dadas a través de las “pintas o graffiti”, que anónimamente son presentadas por el “actor” productor a escondidas en un espacio privado y a la vez público, como hay productores, también consumidores de ese discurso.
Ahora, porqué tomar los espacios de los servicios higiénicos, porque, ese es el espacio donde las personas hacen pública o es ahí donde manifiestan de manera expresa sus sentimientos de descontento, rechazo o intolerancia ante la presencia de los demás que le rodean.
¿Qué es identidad?
La identidad se construye desde cuando y donde se nace y ello a partir de la persona y del medio en el que se establece y se desenvuelve, adecuándose a ciertas normas e influencia de la familia y de la comunidad, se forma también a partir del dialogo e interacción con su medio, el estímulo que haya tenido por parte de la familia o al grupo al que pertenece y la apertura o integración a ciertas prácticas de la propia familia, el grupo y el propio medio en el que comienza a desenvolverse. El haber nacido en el universo-comunidad hace que la persona asuma y respete las costumbres, tradiciones, normas que establece el grupo humano o la comunidad y asume activos y pasivos de ella y se compare e interactúa con otros grupos y cada grupo demostrará su marca lo que diferenciará unos de otros.
¿Qué es una pinta y/o graffiti?
“Los graffiti son inscripciones o dibujos que se hacen en superficies públicas, como los muros de los edificios, las grandes rocas a borde de carretera, o las divisorias. El término es una palabra que se trata de abrir paso en Español, ignorando el singular, que sería “graffito”.
Las “pintas” también son inscripciones o dibujos en superficies expuestas a la vista de sus destinatarios.
El término extranjero no es popular sino que corresponde a los sectores intelectuales y con acceso a otros idiomas. “Pinta” es una palabra más al alcance del común de la gente.
Mientras los obreros y estudiantes de instituciones nacionales “ponen pintas”, los “jóvenes-bien”, entre ellos un buen número de “plásticos” (como se los conoce hoy día) y estudiantes de universidades privadas “se expresan a través de la manifestación artística conocida como graffiti”. 1
La ciudad como punto de encuentro, de reunión, interacción de personas, que producen lenguajes, discursos. A su vez dichos discursos son expresados e “pintas” los mismos que nos servirán para recoger esas manifestaciones sociales acerca de la Identidad, simbolismos y desafíos por la hegemonía cultural en nuestra región.
Con estas consideraciones nos aproximamos a tratar este asunto.
II
Metodología
Dentro del proceso seguido la para la realización del trabajo hemos tenido que desplazarnos hasta la ciudad de Juliaca, por considerar a ésta ciudad como un eje central de encuentros y desencuentros de culturas.
Para recoger la información en los espacios que han sido materia base de nuestro trabajo, se localizaron los servicios higiénicos de los mercados existentes en ésta ciudad de Juliaca (Mercado de Santa Bárbara, Mercado Cerro colorado, mercado Pedro Vilcapaza, Mercado Tupaq Amaru, servicios higiénicos de las Salidas del Cusco, etc).
Para ello se han realizado la prospección o registro de campo en cintas de audio, haciendo uso de una grabadora, tomando en cuenta todas las medidas posibles al realizar este paso, para no perder y/o distorsionar la autenticidad del material de trabajo las pintas.
Una vez recogido la información o material de trabajo se realizó la trascripción respectiva, tal y cual como se encontró cada pinta.
El paso siguiente fue la clasificación por distintos temas a las que aluden las “pintas”.
Finalmente, el análisis de las mismas. Y siendo clasificados en categorías: político, Étnico-cultural, sexualidad y tabú, nacionalismo.
Del mismo modo hemos acudido a la observación, para determinar la concurrencia a estos espacios públicos por parte de la población.
Esta actividad se ha llevado acabo en siete sesiones distintas, con separación de un día.
III
Las pintas que se han encontrado en los distintos servicios higiénicos muestran cierto grado de protesta, de descontento, de desagrado, insatisfacción y a la vez complacencia con alguno en particular, con gobiernos que han ejercido el poder, que ejercen y posiblemente lo hagan en el futuro. Estas a su vez, son manifestaciones coyunturales. Y a la vez son una expresión de exclusión por las características que refieren a aspectos físicos, y a su representación cultural de procedencia de los aludidos. Aquí haremos algunas lecturas acerca de la disputa que se realiza en términos de la búsqueda de hegemonía cultural es un espacio como la ciudad de Juliaca expresada a través de la pinta.
Intencionadamente hemos clasificado las “pintas” recogidas -además la cursiva es nuestra- en cuatro ejes temáticos, en esta oportunidad sólo nos ocuparemos de un par de ellas.
Étnico – Cultural
Por ejemplo tenemos la siguiente Pinta:
Expresiones en pintas como éstas resaltan ciertas características de identidad, como aspectos de auto-calificación (positiva) por la actividad que desarrollan y su –posible- prosperidad económica como producto de sus prácticas económicas basadas en su cultura, y de esta manera verse en el espejo del otro, con el “otro” es intolerante y hasta cierto punto manifiesta su rechazo, pero se sirve de ese “otro” para medir su avance y gozar de su estatus.
En el Barrio Tupaq Amaru (B.2) esta ubicado el mercado internacional del mismo nombre, donde se expende mercadería –en su mayoría- extranjera, como producto del contrabando; como afirma Héctor Béjar (1987): “aprendieron a comerciar, negociar, hacer contrabando, a usar todos los resquicios que la sociedad les permitía” 2. Cuyos integrantes se consideran en su mayoría de procedencia aymara y como tales, aymaras (B.4) “chambeadores” (que no consideran igual al termino trabajo, porque el trabajo según ellos es algo establecido, hora de oficina, más, “chambear” es trabajar de sol a sol) como base de ese desarrollo económico, de status que han logrado hasta el momento en un medio que les es ajeno pero a la vez propio.
El compartir espacios entre culturas que se dan dentro de la ciudad de Juliaca, como “eje” comercial en el que compiten quechuas y aymaras, y esa disputa es notoria, hasta creando rivalidades y cierta expresión de “odio” del uno hacia el otro, pero por un hecho que se sucedió lejos de este espacio, donde la identificación es de inmediata y que sufren todos los que son aymaras, como se ve en la pinta (B.5). pero a la vez hay un rechazo hacia la violencia y a la vez al aspecto de ser aymara, y ese rechazo es tratando de excluir. (B.9). Juliaca es una ciudad que esta dentro del territorio quechua, por lo tanto, algunas personas se creen con derecho a considerarse dueños de este espacio y se sienten invadidos por aymaras, el termino “aymaristas” es como un menosprecio a su cultura, a su condición de ser, de hombre/mujer que procede de pueblos Aymaras (B.18).
También existen sentimientos que consideran que el aymara es una persona que no tiene nada, por lo tanto que es un “muerto de hambre” y que a la vez es “inutil” (B.11). Dentro de esta pugna de dominio y manejo de un territorio apelan a los golpes bajos tratando de desestimar, desprestigiar, sin reconocer las habilidades y la práctica cultural que cada grupo humano tiene o cuenta. En el caso (B.13) la agresión llega hasta fijarse en los rasgos físicos de la persona, específicamente en el rostro de la persona, y que hace una comparación con el rostro de un personaje muy popular en el pueblo aymara, que se presenta con un gesto alegre y burlón a la vez. Una cara de una persona “regordete”, rostro característico del hombre aymara o tal vez del hombre quechua. Al fin y al cabo el ekeko creo que más bien tiene un rostro andino. Mario Nuñez Mendiguri diría:
“Este personaje de ayer, de origen aymara, con rostro e indumentaria muy andinos, que conocimos hace unas décadas atrás, ya no es el mismo…” 3
Cuando se alude a los quechuas, lo hacen en un sentido mucho más cruel, como forma de agresión, estigmatización, como el hecho de compararlos en la condición “perros”. En el tiempo de la colonia, en los días de las haciendas el quechua era tratado de la manera más brutal, y sin piedad. El insulto de perro para el quechua es la ofensa más grande, era como decirle paria, lo más bajo, lo peor.
A esto sumarle lo de “asno”, “burros”, “cabros”, “cerranos” ya es un acto de intolerancia total (B.7), el quechua es considerado como ignorante que no sabe nada (B.8). Wilfredo Ardito Vega refiere acerca de lo serrano:
“...serrano, por ejemplo, no tiene una connotación geográfica, sino cultural: alude a un ser primitivo, sucio e ignorante...” (...) En la propia sierra era un término usado por los habitantes de las ciudades, afirmando su ascendencia europea frente a los campesinos, los oriundos...” 4
Esta es una típica expresión con carga de un intolerante.
Por otra parte, mediante las pintas se pueden poner de manifiesto propuestas de la eliminación –quizás de manera literaria- a los quechuas por parte de sus “contrincantes” (B.10). Además los quechuas son vistos como los cochinos, sonsos, traposos, muertos de hambre (B.3) El traslado de las personas quechuas o aymaras hacía las ciudades no solo es de cuerpo, sino de “cuerpo y alma”, con sus problemas sus conocimientos y además con la pobreza en la que vivieron; razón tal vez son tratados de esta manera, pero son un conjunto de personas con identidad, pero están de alguna manera desunidos. Alguien por ahí decía: “que el hambre es lo que nos mantiene con vida”. El hambre es el motivador de que las personas tanto quechuas y aymaras libren batallas diariamente en calles, plazas intentando insertarse en la dinámica de ella, con sus fracasos y triunfos y apropiándose de un nuevo espacio o de nuevos espacios y transformarlos a su gusto, forma y necesidad.
En (B.12) el pensar de un Aymara que manifiesta que el Quechua es “traposo”, e insolente, alguna vez escuché a una familia de ex - hacendados de un pequeño pueblo decir: “Éstos cholos –refiriéndose a los quechuas- ahora son insolentes, ya no tienen respeto a la gente”`. Esa afirmación tal vez sea la respuesta, al por qué el hombre Quechua adquirió conciencia y paso a ser un ciudadano y dejó ser un paria, dejó de ser sumiso. En esta pinta se nota que el que escribió se considera con derecho a agredir, porque se siente parte de un grupo que cree que es el que “manda”. En el caso (B.14) es una suerte de discusión de varias personas. Aquí resalta la palabra “basura” y con ello trata de hacer notar que el Quechua –como persona- no vale nada de nada, es un don nadie. Además que los quechuas son considerados de unos tipos de “doble filo”, que pueden adoptar dos posiciones a la vez.
Los Juliaqueños son prejuzgados, acusados de ser “rateros” (B.15) (B.17), de ser campesinos e indios. Una forma de muy común de agresión, por la presencia de inseguridad que se presenta en esta ciudad. Se dice que el que hurto es producto de la pobreza y de los indios, el robo siempre estuvo ligado a lo indígena. Lo cual es una forma de estigmatización e intolerancia a la diferencia.
Los Juliaqueños son prejuzgados, acusados de ser “rateros” (B.15) (B.17), de ser campesinos e indios. Una forma de muy común de agresión, por la presencia de inseguridad que se presenta en esta ciudad. Se dice que el que hurto es producto de la pobreza y de los indios, el robo siempre estuvo ligado a lo indígena. Lo cual es una forma de estigmatización e intolerancia a la diferencia.
Dentro de los últimos años en esta ciudad de Juliaca se han venido “fabricando” o mejor diré ensamblado los famosos carros de “chasis de camión”, que indudablemente muestra la habilidad del poblador de esta ciudad. lo que de alguna manera responde a esta alusión. Claro, que los juliaqueños son chambeadores-trabajadores.
“Identidad” Nacional
Otro aspecto que es abordado en estas pintas es el nacionalismo, de asumir la identidad de país, de ser peruano, muy a pesar de que existen desencuentros entre grupos étnicos existentes al interior de nuestra región de ser quechuas o de ser aymaras.
Otro aspecto que es abordado en estas pintas es el nacionalismo, de asumir la identidad de país, de ser peruano, muy a pesar de que existen desencuentros entre grupos étnicos existentes al interior de nuestra región de ser quechuas o de ser aymaras.
En la expresión (E.1). También se cuestiona la “invasión” de los chilenos al país, sabemos que el sistema del neoliberalismo hace que se tenga la presencia de inversiones, capitales foráneos, en este caso chilenos y se cree que en la ciudad de Juliaca existen capitales chilenos (E.2).
Pero a la vez están las respuestas de los “aludidos” como en el caso de (E.3) y que los “peruanos son parásitos”. Cuando se refieren a parásitos se esta hablando acerca de que el “peruano” no tiene la costumbre de ser trabajador. A la vez son palabras que empleaban en los días de la colonia por parte de los españoles, “parásitos” refiriéndose a los “indios” a los dueños de este país.
Pero en el caso siguiente (E.4), es el cuestionamiento a los peruanos de ser sonsos por escribir en las paredes de los servicios higiénicos, y que por ello viene el atraso en el que se encuentra el país. Que el Juliaqueño es sinónimo de ratero –como en el caso de (B.15), impúdico y grosero y no educado, como sí lo son los paceños. La Paz es territorio aymara y el paceño es considerado como la representación ideal de boliviano, educado, y que el “peruano” es motivo de burla de los bolivianos.
Pero mas abajo se realiza una comparación ya no por el acto de la realización de las pintas a las que se cuestiona, se lleva la comparación al aspecto formativo, al nivel de educación alcanzada y al conocimiento adquirido por el “peruano” y que en este sentido se sienten seguros y superiores.
Complementando esta comparación se refiere a la forma de la expresión oral que tienen los hombres en este país, de su hablar pausado, que para el que “contestó” esa forma de hablar es de “cabritos” y “mujercitas”.
Palabras Finales
Dentro de las constantes afirmaciones de identidades en un mundo donde la consigna del sistema neoliberal es la homogenización de la cultura y con ello llevar ha asfixiar culturas presentes a lo largo del mundo.
Pero, se da el caso que este empuje a la homogenización o estandarización de la cultura occidental en América Latina, ha hecho que la etnicidad –por lo menos en el Perú- se comience a reformular con nuevas formas de afirmación de sus propias identidades y valores en el que por siempre han construido su vida.
Dentro de las fricciones de intolerancia que se pueden encontrar en los registros realizados en los servicios higiénicos de algunos espacios públicos -los mercados- de la ciudad de Juliaca, creo que nos muestra una clara pugna de la búsqueda de predominancia cultural y hasta cierto punto la valoración de la etnoeconomía5 ancestral quechua o aimara entre estos dos grupos humanos identificados como quechuas y aymaras. Que basan su desarrollo en el viejo sistema de trabajo solidario –el ayni y la minka- de ayuda mutua dentro de la comunidad andina.
Las expresiones puestas de manifiesto en las “pintas” es una forma de “decir” de confrontación subjetiva, de apreciaciones subjetivas que se ven entre quechuas y aymaras.
Finalmente retomaré el texto de Ulloa y Leis6 que dicen:
¡América Latina, continente de los latinoamericanos!
Es usted bienvenido si trae buenas intenciones.
Prohibido la entrada de material bélico -esto es de mi cosecha- e intolerancia.
Firma: Blacamán el Bueno y el Viejo Saila.
Siguen firmas de los culebreros, brujos
y aprendices, de la nueva generación.
(Nota: Firme usted también, si quiere)7.
Bibliografía
Ulloa, Luis Felipe y Leis, Raúl. (1991). “Esas formas de comunicación que andan por ahí”, Boletín N° 10 del Centro de Educación y Comunicación, ILLA. Lima.
Béjar, Héctor (1987). De Indios a Informales. Boletín ILLA, Centro de Educación y Comunicación, año IV N° 7 Lima.
Núñez, Mario. (2004) Revista de difusión cultural N° 06. Puno.
Ardito vega, Wilfredo (2005): reflexiones Peruanas N° 49. sobre indios, cholos, serranos y mestizos APRODHE. Lima.
Huber, Ludwig. (1997). Etnicidad y Economía en el Perú. Serie: Antropología 11. IEP ediciones. Lima 11.
Ulloa, Luis Felipe y Leis, Raúl. (1991). “Esas formas de comunicación que andan por ahí”, Boletín N° 10 del Centro de Educación y Comunicación, ILLA. Lima.
(*) Estudiante de la escuela Profesional de Antropología UNA Puno.
1 Ulloa, Luis Felipe y Leis, Raúl. (1991). “Esas formas de comunicación que andan por ahí”, Boletín N° 10 del Centro de Educación y Comunicación, ILLA. Lima. pág. 34.
2 Bejar, Héctor (1987). De Indios a Informales. Boletín ILLA, Centro de Educación y Comunicación, año IV N° 7 Lima. Pág. 20
3 Núñez, Mario. (2004) Revista de difusión cultural N° 06. Puno. Pág. 6
4 Ardito vega, Wilfredo (2005): reflexiones Peruanas N° 49. sobre indios, cholos, serranos y mestizos APRODHE. Lima.
5 Huber, Ludwig. (1997). Etnicidad y Economía en el Perú. Serie: Antropología 11. IEP ediciones. Lima 11.
6 Ulloa, Luis Felipe y Leis, Raúl. (1991). “Esas formas de comunicación que andan por ahí”, Boletín N° 10 del Centro de Educación y Comunicación, ILLA. Lima.
7 Ibedem.
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