Domingo Paucar Pari
Es de conocimiento general, que en el mundo andino cada hecho o fenómeno social, religioso o cultural esta circunscrito su origen a una explicación mítica. Y cada mito es escenificado a través de ritos y rituales, es dinámico y traspasa el tiempo y los protagonistas del fenómeno o de de su reconstrucción por medio de ritos renuevan y recrean de tanto en tanto para que dicho fenómeno se sostenga en el tiempo.
Uno de esos mitos esta referido a la fiesta de las alasitas, donde se vende y compra objetos en miniatura. Según Víctor Ochoa Villanueva, por estas tierras transitó “Thunupa1” recorriendo por todo el Altiplano en tiempos de escases repartiendo diversos productos de “pan llevar” y animales todos en miniaturas como especie de “illas2”, las personas que recibían las “illas” guardaban con sumo cuidado, y esto hacía que sus productos nunca llegue a faltarles y sus animales comiencen a multiplicarse. Posteriormente con el paso del tiempo se convertirá en la fiesta de la utopía.
Hoy por hoy, esta fiesta de las Alasitas es un acto enteramente religioso, y es, el espacio exacto para “marcar” el inicio de los sus sueños, anhelos o deseos, de realizar la promesa por parte de la persona que anhela contar con “algo”. Por ello cada asistente a ésta fiesta va con una fe única, ha adquirir tal o cual producto y adquiere el bien o el producto deseado en el pensamiento de hacer realidad en un tiempo determinado con su sueño o utopía.
Dentro del pensamiento de las personas que creen en ésta fiesta llevan muy al interior de su ser la concepción de que cada objeto, cada cosa o animal tiene un espíritu al cual hay que cuidar y criar como se cría a la persona, se recibe, se la cría y se despide en medio de celebraciones constantes (ritos) de gratitud o simplemente para mantener las buenas relaciones entre el hombre, los espíritus y el medio en el que se convive.
Voy a referirme a algunas experiencias personales3 acerca de la fiesta de las “alasitas4”.
“La señora Felicitas Mamani Pari, una mujer joven, parte de su vida la pasó en la ciudad de Puno y en el Barrio Bellavista del cual es vecina y atendía la tienda de su madre. En una oportunidad había adquirido una “tienda de abarrotes” y una casa pequeña. La “tienda” adquirida estaba compuesto de distintos productos de consumo diario: bolsa de arroz, de fideo, cajas de fosforo, botellas de “gaseosas”, entre otras muchas cosas más. La casa contaba con un testimonio de adquisición a nombre de su compradora, estaba otorgada en nombre de la “Santísima Cruz de Bellavista” y había firmas del vendedor y la adquiriente, de los testigos, etc.
La señora me nombró padrino de la tienda, y la casa, la verdad yo no sabia cuál era el procedimiento o los pasos a seguir en este tipo de “ceremonias”. Lo único que atiné hacer es realizar la “challa” de la tienda y la casa adquirida. Para ello compre seis cervezas, con el discurso de “orden” que la ocasión ameritaba, en el cual nombre los augurios de éxito y cumplimiento de ese deseo de contar con la tienda propia por parte de la persona que adquirió la tienda. Después del “discurso”, en presencia de toda la familia (la mamá, el papá, dos hermanas, y dos hermanos) tomé una botella de cerveza que había adquirido y ya destapado rocié la “tienda de abarrotes”, la casa comprada en la fiesta de las “alasitas”.
Luego vinieron los parabienes y los buenos deseos hacía la propietaria por parte de toda la familia, y desde ese momento me convertí en “compadre” de la señora Felicitas Mamani y de su familia.
"Yatiri en espera de algún cliente"
Al cabo de unos meses me volví a encontrar con mi “comadre”… y lo interesante de ese encuentro fue saber que su deseo de contar con una “tienda de abarrotes” y la casa propia se le había hecho realidad”.
Así como esta persona son muchas las que acuden con esta intensión a la fiesta de las Alasitas.
Cuando se desea tener o contar con “algo” (un bien, un producto, un grado de estudios, etc.), es necesario realizar adquirir primero el “espíritu” del objeto o bien deseado que en esta fiesta esta representada a través de miniaturas y son la “illa” de los productos o bienes. Como los que había repartido en su paso por estos pueblos “Thunupa”. Cada uno de estos objetos expuestos en la fiesta de las Alasitas es un símbolo y que para la persona o personas asistentes a ésta fiesta significa bienes, significa hacer realidad sus sueños, sus anhelos, sus deseos, aspiraciones en lo personal, familiar y ello sumará en el medio en que se desenvuelve la persona o personas, y es más, los sueños y los deseos son las representaciones concretas de las ideas que las personas como familia o sociedad tienen acerca de su futuro.
Para que se haga realidad dichos sueños, al momento de adquirir una “illa” o miniatura hay que cumplir con ciertos rituales que son ofrecidas o realizadas por la religión católica lo que se tiene que cumplir solamente durante el día tres de Mayo y se dice que tiene que ser a las doce en punto y el sacerdote “echar” las bendiciones en la capilla.
Pero el ritual ofrecido por la religión andina se efectuada en cualquier momento y por la persona que expende la miniatura, mediante el sahumerio con incienso, luego –como dice Walter Rodriguez- “la sacralización” a través de la challa y cubre con mixtura el producto de compra o de venta, finalmente el vendedor termina bendiciendo la miniatura o la “illa” y luego viene el en hora buena y el deseo que en el futuro se haga realidad todo lo que aspira la persona adquiriente.
La adquisición de las “illas” o miniaturas se efectúa de acuerdo a la necesidad de cada persona o familia, como es el caso de la adquisición de la “tienda de abarrotes y la casa” realizada por la señora Felicitas Mamani Pari, lo cual estaba sujeto al deseo de contar con la “tienda propia” y la “casa propia”. En el caso que se quiere contar con mucho dinero entonces tienen que comprar las “illas” que simbolizan dinero: fajos de dólares o billetes de valor en nuestro país, sapos, pequeñas manos que –dicen- que tiene la facultad de “llamar” “plata”. En el caso que algunas las personas velan por la seguridad alimentaria del hogar, entonces comprarán sacos de azúcar, harina, cajas de leche, sacos de arroz, etc. Una vez adquirida la “illa” o “illas” cumplida con los ritos se llevan a casa y serán colocadas en un lugar especial como parte de los bienes con lo que la familia cuenta, porque cada miniatura ahora se ha convertido en algo sagrado.
"Phaqcha con Sikuri" Ubicado en la Av. Floral Barrio Bellavista
Finalizo diciendo, cada persona organiza su vida o se cría la vida bajo una plataforma de creencias, de rituales, de símbolos y de sistemas de significados que le facilitan organizarse en cuanto a lo social, ingresos y su representación político.
08/05/2008
Puno.
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