Por: Rodrigo Arce Rojas
Uno de los problemas más frecuentes en los mecanismos de diálogo es cuando se discute sobre posiciones y no sobre los verdaderos intereses que se encuentran detrás de cada posición. Para entender esta posición hay que entender que posición se refiere a lo que se dice, al enfoque, a la perspectiva, al punto de vista, a lo que hace oír (o leer).
La posición responde a la pregunta básica: ¿Qué es lo piensas al respecto? o también ¿Qué es lo que quieres? En un proceso de diálogo parece lógico conocer el pensamiento, la opinión, la propuesta, la aspiración justamente para analizar en qué medida es posible encontrar puentes de entendimiento y de encuentro. Podemos afirmar que estas preguntas básicas son importantes, pero no son suficientes. Es importante además ir más allá y preguntarse ¿Por qué lo dices?, ¿Por qué lo quieres?, ¿Qué estas buscando con todo esto?, es decir, poner en evidencia las razones de la posición, es decir los intereses.
La clave para lograr un diálogo generativo entonces es poner sobre la mesa los diversos intereses que están en juego. Aquí tenemos que lograr un sinceramiento en el tema de los intereses para no estar discutiendo sobre aspectos epidérmicos, superficiales que no llegan al fondo de las cosas. A diversidad de actores es normal que puedan existir (o no) diversidad de intereses. Cada grupo humano, cada persona está motivada por intereses que desde su perspectiva puede (o no) ser legítima. El problema por tanto no es que existan intereses sino la medida en qué dichos intereses puedan conciliarse en el marco del desarrollo sostenible o de los principios del bien común. Los problemas se generan cuando:
• Se mantienen posiciones y no se explicitan los intereses
• Se quieren imponer intereses que privilegian unilateralmente a uno de los interlocutores o peor aún cuando dichos intereses están sometidos al poder político o económico
• El acuerdo de intereses beneficia a los interlocutores y termina perjudicando a la sociedad o el ambiente
Por definición básica el diálogo es encuentro, capacidad de interaprendizaje y capacidad para remover actitudes. Para favorecer el encuentro hay que ir entonces al fondo del asunto que son los intereses, debo tener la predisposición para aprender del proceso y ello requiere voluntad y capacidad para escuchar, empatía y respeto. Debo también estar dispuesto a cambiar mi actitud o mi posición si es que la deliberación indica cuál debe ser el camino más sensato, coincida o no con mi posición inicial.
Los intereses obedecen a necesidades que se quieren satisfacer. Por tanto cada interlocutor estará motivado por necesidades que pueden ser legítimas o no. Aquí hay que saber distinguir satisfactores de los pseudo satisfactores. Los pseudo satisfactores son distorsiones a la satisfacción legítima de necesidades.
Este modelo de posiciones, intereses y necesidades corresponde a un modelo piramidal en el que las posiciones se encuentran en la cúspide de la pirámide y las necesidades en la base. Pero hay que entender además que las posiciones (discursos, actitudes, prácticas) no son sino la expresión de los sentimientos que están en juego, que a su vez son moldeados por los pensamientos que se originan de creencias profundas, cosmovisiones o paradigmas.
Por tanto, no es posible avanzar en un diálogo generativo si es que no somos capaces de revisar las pautas emocionales, las pautas mentales y los paradigmas que son los que están influyendo en todo el ciclo. De todo esto se desprende que no basta discutir sobre las posiciones o los intereses sino llegar hasta el reconocimiento de los paradigmas que están en juego. No es un problema entonces sólo de códigos de entendimiento sino un diálogo profundo de cosmovisiones. Si yo parto de la premisa que mi cosmovisión es la única válida, posible y deseable, entonces podemos anticipar que el diálogo tendrá dificultades de ser exitoso.
Algunas situaciones que vemos en procesos “de diálogo” son:
• Usar los argumentos democráticos o de desarrollo económico para invalidar posiciones, intereses y necesidades que no forman parte del modelo único
• Presentar un discurso de buena voluntad para con el interlocutor pero ocultar los verdaderos intereses
• Deslegitimar al interlocutor y presentarlo como una persona (o grupo) que no quiere el desarrollo
• Establecer acuerdos sin una verdadera voluntad para implementarlos
• Establecer acuerdos para ganar tiempo
• Usar los mecanismos de división de poderes del Estado para diluir responsabilidades
• Usar mecanismos de presión o de chantaje para lograr acuerdos, entre otros.
El diálogo es la herramienta fundamental de las relaciones comunicacionales entre las personas y el corazón del sistema democrático. Para contribuir al fortalecimiento democrático se requiere por tanto procesos genuinos de diálogo. El diálogo generativo es aquel que nos moviliza en torno a los objetivos compartidos del desarrollo sostenible y es nuestro compromiso democrático fortalecerlo.
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