miércoles, 4 de mayo de 2011

Digamos ¡NO! a los Transgenicos


Las necesidades de alimentos en el mundo son serias, porque la demanda crece cada día más y más, debido a la creciente presencia de la población en el mundo.
El espejismo de la urbanización a nivel del mundo ha sido una de las “opciones” que ha tomado la población rural de encontrar mejores condiciones de vida, pero no ha resuelto de ninguna manera satisfacer sus necesidades.
Las empresas transnacionales apoyadas por los países desarrollados viendo esta necesidad de alimentos han invertido ingentes cantidades de capitales en ingeniería genética, y de esta manera modificar ciertas semillas para producir en condiciones extremas y hacer frente a plagas y otro tipo de problemas por las que constantemente pasan los agricultores a nivel del mundo.
Pero el problema que esa producción de semillas modificadas y la producción de alimentos se ha convertido en un comercio del hambre. Estas empresas transnacionales están lucrando con el hambre del mundo.
A la vez eliminando la diversidad biogenética de las poblaciones, la variedad de cultivos existentes en el mundo. Porque estas empresas y compañías transnacionales fomentan el monocultivo.
Por otro lado las semillas transgénicas acabarían con nuestra diversidad genética, y de las semillas nativas. Una vez acabada (las semillas nativas) indudablemente pasaríamos a depender de estas empresas o compañías transnacionales para poder adquirir las semillas que producen y sabe dios a qué precios. Estas semillas transgénicas producen una sola vez, para una próxima campaña se tiene que volver a comprar la semilla transgénica de la empresa o compañía transnacional. Y ahí esta la ganancia y el comercio del hambre de los pobres del mundo.
Con ello, se liquidaría la agricultura y por sobre todo la agricultura agroecológica y por ende la Soberanía alimentaria.
Al depender de las semillas transgénicas dejaríamos de producir “los cultivos alimentarios básicos de los campesinos pobres, como la mandioca, las papas, el arroz, el trigo”, tantos otros productos que son parte de nuestra alimentación.
La mundialización o la globalización pareciera que también trata de afectar en el sentido de crear dependencia a nivel de unas cuantas semillas que se consuman en el mundo, de esta manera liquidaría las diversas culturas, los conocimientos y saberes ancestrales de tantos pueblos que por miles de años han conservado esa sabiduría. Por otro lado se corre el riesgo de que desaparezcan idiomas, capacidad de resolver tantos problemas que nos aqueja en cuanto a hambre y necesidades básicas, como el mantenimiento y cuidado del agua, plantas medicinales, etc. Bien decían las madres de nuestras comunidades que las semillas son patrimonio de nuestros pueblos y deben ser cuidadas y mantenidas.
Ahora, el problema de los daños que ocasionan los productos transgénicos en la salud humana ya es otro problema.
Éstas y otras tantas razones nos llevan a decir: Digamos ¡NO! A los transgénicos.

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