EL HILO conductor entre los episodios de este libro
traspasado de nostalgia y, a ratos, de pasión, es un niño desgarrado por una
doble filiación que simultáneamente lo enraiza en dos mundos hostiles.
Hijo de blancos, criado entre indios, vuelto al mundo de
los blancos, Ernesto, el narrador de Los ríos profundos,
es un desadaptado, un solitario y también un testigo que goza de una situación
de privilegio para evocar la trágica oposición de dos mundos que se desconocen,
rechazan y ni siquiera en su propia persona coexisten sin dolor.
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