Periodistas y elecciones
Escribo desde el Hospital Rebagliati,
al que una salud quebradiza me ha traído de regreso después de dos años. Es el
día del periodista y falta casi nada para las elecciones. Estas son mis
reflexiones.
Beto Ortiz escribe burlonamente sobre las regiones que votarán por el
peor. Se refiere a Puno de Aduviri que está encontrando que el líder del
aymarazo del 2011, es quién mejor representa su estado de ánimo no sólo frente
a los proyectos mineros, sino a diversas cargas del centralismo que la
población rechaza.
Habla también de Waldo Ríos, cuya fama viene de otra cosa: haberse
vendido a Montesinos y Fujimori en la salita del SIN, cuando era congresista,
para sumarle un voto más a la mayoría que de a pocos se construyó para volver a
dominar el Congreso.
Tanto Aduviri como Ríos fueron sus entrevistados, de lo que se jacta
como quién dice que él los puso en su sitio y ahora la gente los quiere elegir.
Pero cuando habla de elegir al peor, al columnista Ortiz se le pasa el papel
que el entrevistador Ortiz ha cumplido en estas elecciones para ayudar a la
elección del Castañeda, que no es sólo un producto de los estados de ánimo de
la población sino del trabajo de un tipo de prensa de la que forma parte.
Cuando una revista local aireó el caso Comunicore y mostró por primera
vez el informe de la Unidad de Inteligencia Financiera sobre un posible lavado
de activos del narcotráfico, a Ortiz y otros los llamaron para decirles que
Castañeda rompía su silencio y hablaría con periodistas amigos en el lugar que
ellos estableciesen.
Así es que aparecieron entrevistador y entrevistado en la cima de un
cerro sentados en unos sillones colocados al aire libre, para escuchar una
histórica declaración del candidato: “O sea que ahora soy narco, pero si yo ni
fumo ni bebo”, que fue de toda su explicación sobre el destino de 21 millones,
el proceso a sus gerentes, la relación entre Comunicore y lavaderos de dinero y
otras.
¿Y Beto? Dejo esa frase, como otras casi tan idiotas
como esa: que se construyó las escaleras para que surgiera otro Abimael Guzmán,
se quedaron sin retruque. Se allanó a lo que quería el que lo había citado y puesto
el escenario. El Ortiz de “nosotros matamos menos”, había desaparecido y lo
reemplazaba el que hace de vez en cuando de contraparte de Alan García.
Pero no fue la única vez que el dizque poderoso entrevistador de la tele
se echó ante Castañeda. No hace mucho, el 23 de septiembre, a dos días que en
su propio canal, la encuesta de Datum revelara que el 49% de limeños cree que
el personaje que encarna la fórmula “roba pero hace obra” es Luis Castañeda,
otra vez los agentes amarillos buscaron a Beto para una nueva entrevista, en la
que al candidato no se le ocurrió mejor idea que acusar a los asesores
extranjeros de hacerle la guerra sucia.
¿Cuál guerra sucia?, pregunta Ortiz en el máximo de su audacia, y
Castañeda contesta: claro que están aludiendo a mí cuando dicen que roba pero
hace obra. Y el entrevistador se quedó en perfecto silencio.
Ahora, si se trata de “elegir al peor”, ¿qué cosa se puede decir del
único tipo que se conoce que no se indigna realmente de ser tratado de ladrón y
cree que ese título asociado a las obras lo llevará a alcalde de la principal
ciudad del Perú. ¿Y por qué Waldo Ríos va a ser un escándalo como presidente
regional si a Beto no le escandalizan ni Castañeda, ni García, ni Keiko?, ¿por
qué los puneños no van votar rebelde aunque sea una apuesta al vacío, a falta
de una izquierda nacional coherente.
Chichi
Otra que quiere decir algo es Valenzuela cuya conclusión es abrumadora:
el 41% de los cajamarquinos le dan primera importancia a la contaminación
ambiental, y están equivocados, cuando deberían hablar de la “seguridad
ciudadana”, “el empleo” o “la inversión”. En otras palabras los daños de la
minería sobre el paisaje, el agua y el aire de Cajamarca, que tan fácilmente se
perciben en Yanacocha, no significan nada para la periodista afincada en Lima
trabajando para un canal de los mineros.
Patricia
El mismo 23 de septiembre, Castañeda recaló en RPP, en busca de amigos
como suele llamar a los periodistas. Pero se encontró sorprendentemente con una
Patricia del Río incisiva y un Raúl Vargas silencioso. La periodista le
subrayaba que estábamos ante una imagen social y que el candidato debía ser
consciente de lo que esto significaba. Pero el hombre insistía en que era pura
guerra sucia que venía desde años atrás, que Comunicore era cosa de privados,
que él no dirigía a los gerentes, etc.
La entrevista terminó pero el problema vino después, porque alguien se
encargó de editarla para que quedara reducida una sola pregunta y a refundirla
en la Web para que fuese difícil hallarla. Al día siguiente, Vargas parecía una
fiera contra Susana Villarán, acusándola entre otras cosas de la “guerra sucia”
de identificar al exalcalde con roba pero hace obras, en vez de ver las
propuestas (que Castañeda no tiene ninguna) Obviamente lo que intervino aquí
fue la mano de Delgado Parker. Cuando falla el “amigo periodista”, entra el
amigo dueño y todo queda resuelto.
Aldo y Mónica
Mónica Delta estaba asqueada después del domingo en que trasmitió el
resultado de la encuesta de Datum con el 49% identificando al probable próximo
alcalde de Lima, como la expresión de roba pero hace obra. Pero al final
concluía en que había que votar por quién quieras, sin rabia, empezando por ser
honesto para pedir honestidad, y por comprender que corrupción es no solo robar
sino no atender necesidades de la ciudad.
En fin la confusión total, que se cierra el siguiente fin de semana con
Mónica y Aldo trepados en una combi para “entrevistar” a Castañeda,
precisamente al que una semana antes habían descubierto como la carta del robo
con obras. ¿Y qué hacían estos dos? Reírse de que Castañeda respondiera
refiriéndose a la acusación de lavado de activos, que no sabía manejar
lavadora; o de que se jactara públicamente de haberle quitado el “negocio de
los pobres” a la izquierda.
A Beto lo subieron a un cerro y a Aldo lo mecieron en una combi, que tan
simbólicamente representa el programa de Castañeda. A Chichi le bloquearon una
zona del cerebro y a Patricia del Río la censuraron. Por eso cuando los chicos
de la Universidad me preguntan sobre el deber ser de los periodistas, contesto
escéptico: cada uno sabe el papel que cumple en esta profesión.
06.10.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece 03.10.14
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