El cambio climático no será –no
es ya– neutral en cuanto a sus efectos. Ello es particularmente cierto en el
caso de la agricultura. La evidencia científica apunta a que las zonas más afectadas
se localizan en regiones tropicales y subtropicales, en donde se ubica la
mayoría de países en desarrollo y cuyas economías son más dependientes de la
agricultura y de otras actividades primarias. Además, allí reside la mayor
parte de la población mundial que vive en condiciones de pobreza, sufre el
flagelo de la inseguridad alimentaria y presenta una mayor vulnerabilidad a fenómenos
naturales cuya frecuencia e intensidad se incrementarán con el cambio
climático.
La pobreza y la pobreza extrema
en América Latina son también significativamente mayores en zonas rurales: más
del 50% de la población rural de la región es pobre y casi un tercio vive en
condiciones de pobreza extrema (CEPAL, 2009). Además, en el ámbito rural la
pobreza es significativamente mayor entre los hogares que dependen de la agricultura:
por encima del 75% en países como Guatemala, Bolivia y Honduras (Rodríguez y
Meneses, 2010). Todos esos países se encuentran en regiones altamente
vulnerables frente a fenómenos meteorológicos, tales como huracanes,
inundaciones, sequías y heladas, los cuales tienen gran impacto sobre la
agricultura y la población rural. ...(TEXTO CONTINUA)
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