CAPÍTULO
2
TRABAJO,
IDENTIDAD Y SALUD MENTAL
Mariela
Valdebenito Suazo
Universidad
Católica del Maule
Como fenómeno fundamental de
la existencia humana, el trabajo se establece como una de las actividades más
esenciales y básicas de la sociedad (Fink, 1995). El trabajo es influido e
influye de forma fundamental en el desarrollo y evolución individual, societal,
cultural y organizacional (Salanova, García y Peiró, 1996; Giddens y Hutton, 2001).
Para la mayoría de las personas, el trabajo y sus resultados son considerados fundamentales
e importantes, ya que de él derivan su bienestar económico instrumental, así
como las diversas funciones, socio-psicológicas de cada individuo. Se instala
de este modo, como estructurador de la vida psicológica, sociopolítica y cultural,
al proporcionar estatus, derechos y deberes, certidumbre y seguridad (Blanch,
2003; Peiró y Prieto, 1996) pasando hoy en día a ocupar un lugar central en las
ciencias sociales para explicar la constitución de subjetividades, identidades
y acciones colectivas. El trabajo tiene un papel central como organizador y
articulador del sentido, brinda una identidad y un lugar social, es decir, es
constructor de un espacio cotidiano de pertenencia, real y simbólico
(Schvarstein y Leopold, 2005).
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