domingo, 30 de junio de 2013

Cepal/OEI: AVANZAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO CULTURAL COMPARTIDO Desarrollo de la carta cultural iberoamaricana

Sabemos que nuestras sociedades y nuestra región tienen potencialidades y limitaciones económicas y también culturales. Nuestra imaginación acerca de quiénes somos, es decir, nuestras identidades como naciones y regiones, así como nuestras perspectivas acerca de cómo podemos ser en el futuro, están basadas en nuestras culturas.
Resulta necesario asumir plenamente este lugar central de la cultura. Reconocer esto implica dejar atrás cualquier concepción de la cultura, de la política cultural y de los derechos culturales como dimensiones decorativas anexas de otras políticas públicas que son las que se consideran realmente importantes. Construir planes para el desarrollo, el crecimiento y la creación de sociedades más justas y democráticas es una acción cultural en sí. No se trata tan solo de agregar el “capítulo cultural” –lo cual obviamente es necesario–, sino de asumir que nuestras concepciones sobre las sociedades que somos y que deseamos ser en los próximos años son necesariamente procesos y eventos culturales.
El valor central de la cultura se asume cuando se la concibe como una condición, un medio y un fin para el desarrollo social. 
¿Por qué es una condición? De modo general, se acepta que el nivel de alfabetización y la calidad de los “recursos humanos” que tiene un país es una variable económica determinante en su potencial. Ahora, tenemos que instituir en nuestras sociedades que los valores, los sentimientos, los significados que pueden tener el trabajo, la esfera pública, la democracia, la participación cívica y las comunidades son cuestiones constitutivas de una sociedad y que esta solo puede emprender de manera sólida el camino del desarrollo sobre la base de lo que ella es o puede imaginar ser en una coyuntura específica. 
¿Por qué es un medio de desarrollo? Cada vez contamos con más datos precisos que indican que la cultura es un instrumento válido para el desarrollo económico y social, así como para el desarrollo integral de las localidades, las ciudades y países. De acuerdo con estos datos, el porcentaje del PIB dedicado a cultura se está incrementando de manera general en diferentes zonas. Hoy resulta indiscutible que la cultura es relevante para generar empleo en todos nuestros países y en sus principales ciudades. En ese sentido, la cultura es una extraordinaria herramienta para hacer frente a los efectos de la exclusión y la desigualdad y para mitigarlos.

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