Las extorsiones de los corregidores, y la impunidad de que
disfrutaban en las audiencias, produjeron
el 1780 una fuerte conmoción entre los indios del Perú, capitaneados por José
Gabriel Tupac Amaru, cacique de Tungasuca en la provincia de Tinta; que, altivo
por carácter e irascible por genio, miraba con rencor la degradación de los indígenas.
Último vástago de los incas, y reducido ahora a prosternarse ante el más vil
empleado de la metrópoli, no pudo su ánimo sobrellevar en paz estos ultrajes.
Había frecuentado las universidades de Lima y del Cuzco,
donde aprendió lo bastante para descollar entre sus iguales. No –II- contento
con el cacicazgo, que hereditario en su familia, solicito ser reconocido como
descendiente legítimo de los antiguos dinastas del Perú, y había ya conseguido
reasumir el título de Marqués de Oropesa que
habían llevado sus antecesores.
Preocupado con sus ideas de venganza, sintió la necesidad de
adquirir renombre, y derramó sus caudales para hacerse de clientes. Se puso también
en contacto con las personas más influyentes del clero, a quienes pintaba con
los más vivos colores los vejámenes que sufrían los indios. Movidos por sus
quejas, los obispos de la Paz, del Cuzco, y otros prelados del Perú, las habían
transmitido al Rey por medio de Santelices, gobernador de Potosí, muy inclinado
a favor de los naturales, y cuyos sufragios eran de un gran peso por el crédito
que disfrutaba en la corte. Carlos III, príncipe justo y magnánimo, había
acogido con interés estas súplicas, y para atenderlas con acierto había llamado
al mismo Santelices a ocupar un puesto en su Consejo de Indias.
(...)
texto continúa...
LA GESTA REVOLUCIONARIA DE TÚPAC AMARU
LA GESTA REVOLUCIONARIA DE TÚPAC AMARU
El 4 de noviembre de 1780 se produjo el primer acto de la
rebelión indígena y campesina que conmovió hasta la raíz el imperio español. Constituyó
por su extensión y profundidad uno de los mayores levantamientos sociales en la
historia del continente y el laboratorio por excelencia de los más tarde sería
la rebelión emancipadora de 1802-1826. A diferencia de los (cada vez más
frecuentes) alzamientos producidos en los cincuenta años previos, la rebelión
liderada por Túpac Amaru planteó un programa de independencia del domino
político español y de ruptura del régimen de opresión de las masas campesina e indígenas,
sobre el que se asentaba el conjunto del sistema colonial. Lejos de limitarse a
un movimiento exclusivamente campesino a indígena, buscó una y otra vez hacer
confluir su lucha con los criollos (y hasta llegó a lograrlo episódicamente) y
obligó a todas las clases sociales a tomar posición y poner a prueba sus
horizontes sociales e históricos.
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